Navarro no contempla la hipótesis de volver a Europa

Juan Carlos Navarro emprendió el verano pasado su aventura americana. Llegó a Memphis arriesgando en todos los ámbitos. En lo deportivo cambió un Barça ganador por uno de los peores equipos de la NBA. En lo económico cambió una vida plácida y acomodada en Barcelona por un contrato de 538.000 dólares, poco más que el salario mínimo en la mejor liga del mundo, teniendo además que hacer frente a una cláusula de 10 millones de euros con su antiguo club.

El objetivo de la Bomba ante su temporada de novato era asentarse en la NBA y hacerse con un buen contrato: su apuesta el año pasado fue triunfar en Estados Unidos y vivir con un sueldo NBA. Eso no ha cambiado y hasta que no lo consiga (o acabe de pagar su cláusula) no se volverá. Así que, de cara a la próxima campaña, el regreso a Europa está totalmente descartado. Los aficionados del Barcelona que soñaban con la vuelta del hijo pródigo tendrán que seguir viendo a Navarro de madrugada. Con Ivanovic o sin él en el banquillo, no volverá a vestir de azulgrana... por el momento.

Navarro no está pasando de puntillas por la NBA. Ese veterano rookie de los Grizzlies no es un desconocido para los mánagers generales de las franquicias estadounidenses. Se ha hecho un nombre en la liga gracias a su talento y a una muñeca que amenaza con batir el mejor registro de triples para un novato. Por eso son varios los equipos que ya han preguntado por él de cara al próximo ejercicio. Al menos ocho equipos se han interasado por el español. Sólo faltaría saber lo que le ofrecen.

De cualquier modo, Juan Carlos tendrá poco que hacer y decir en las negociaciones. Acaba contrato, pero será un agente libre restringido, por lo que los Grizzlies pueden igualar la mejor oferta y quedarse con él. Su verano se antoja ajetreado: nuevo contrato y Juegos Olímpicos.